No vamos a hablar aquí de los diferentes elementos que componen el material de seguridad de un barco, puesto que en otros artículos los hemos ido nombrando y hemos explicado también cómo debían utilizarse.

Más bien, la reflexión que queremos hacer es la siguiente: ¿tengo el material de seguridad suficientemente accesible ante una emergencia en la mar? La respuesta inicial de cualquier patrón de barco sería decir que sí, pero si se reflexiona en profundidad es fácil que nos demos cuenta de que no es así.

Habitualmente solemos tener a mano todo lo que está relacionado con la navegación y el disfrute del barco: velas, cabos, aparejos de pesca, colchonetas, etc. Pero si preguntamos a cualquier tripulante dónde están los chalecos salvavidas, las bengalas, el Vhf portátil, etc., casi seguro que no sabrá dónde está estibado. Si habéis navegado en un barco de pasajeros de crucero, al entrar en vuestro camarote habréis visto los chalecos salvavidas de cada uno; también habréis visto en la cubierta y en los pasillos del barco carteles luminiscentes indicadores de los puntos de reunión en caso de abandono del buque, los cajones que contienen chalecos, bengalas, etc. Es decir, los vemos porque están indicados. En un barco de recreo no se suele utilizar la señalización y es un error que debería subsanarse.

Los buenos astilleros suelen colocar pegatinas o carteles indicando la situación de los grifos de fondo, lo cual es loable, pero de todo el resto de material de seguridad, que suele ir a cargo del comprador del barco, no hay señalización. Es responsabilidad del patrón preocuparse de estibar correctamente el material y de marcarlo con carteles adecuados. Si son luminiscentes tienen la ventaja añadida de que pueden ser vistos de noche porque retienen la luz.

Otro asunto es el relativo a la balsa salvavidas. Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de la puesta a flote y activación de una balsa, sabe que debe ir estibada sobre la cubierta y en un lugar accesible. Esto no siempre se cumple en todos los barcos, sobre todo en los de regata. Por cuestión de distribución de pesos, a menudo se estiban las balsas bajo cubierta, lo cual es un gran error que entraña mucho peligro por varios motivos. El motivo principal es que si el barco se hunde, la balsa se irá al fondo con él y sin posibilidad de salir a flote. También ocurre que si el barco vuelca, la balsa queda en el interior sin posibilidad de acceder a ella. Debemos tener en cuenta que el peso de una balsa es considerable y esto hace que sea difícil desplazarla por el barco. La balsa salvavidas ha de ir estibada con las cinchas adecuadas y con el correspondiente dispositivo de zafa hidrostática para que pueda liberarse automáticamente, en caso de hundimiento, al llegar a los cuatro metros de profundidad.

Finalmente, indicar y recomendar que los tripulantes habituales de un barco aprendan a conocer dónde está estibado el material de seguridad y a manejarlo, puesto que ante una situación de emergencia no se puede depender del patrón como única persona capacitada para ello.