El Canal de Suez ha sido la noticia principal durante los últimos días debido al portacontenedores que quedó varado, bloqueando a los múltiples barcos que esperaban para navegarlo. El comercio internacional y las bolsas han temblado al ver que se demoraba la entrega de las preciadas mercancías.

Múltiples expertos (y no tan expertos) en la materia daban sus opiniones sobre cómo debería de realizarse el salvamento del barco. Empujando aquí, tirando de allá, aligerando la mercancía, vaciando los depósitos del tan temido combustible (mencionar “marea negra” es un tabú para presidentes y ministros).

Una excavadora de juguete (comparada con el tamaño del leviatán varado) extraía fango y arena junto al bulbo del barco. Solamente faltaba un grupo de jubilados con el periódico doblado entre las manos observando la faena tras una valla protectora.

Bromas aparte, lo primero que me pregunté fue si muchas personas en este mundo globalizado se dan cuenta de la importancia que tiene el transporte de mercancías por el mar, porque el mar sigue siendo el gran desconocido para la mayoría de los terrícolas.

La memoria suele ser frágil, y salvo los interesados y estudiosos en la materia, se olvida que por ejemplo Inglaterra estuvo a punto de claudicar en las dos Guerras Mundiales debido al estrangulamiento de su tráfico marítimo mercante por los buques de superficie y submarinos alemanes. Quizá también se haya olvidado al presidente egipcio Nasser, que cerró el Canal de Suez en los años setenta, provocando una crisis que trajo como consecuencia la construcción de los VLCC, buques petroleros enormes, para que fuera rentable desviarse hacia el sur de África y doblar el Cabo de Buena Esperanza.

Aproximadamente un ochenta por ciento de las mercancías mundiales se mueven por el mar aunque luego se distribuyan por carretera u otros medios. También debemos tener en cuenta que muchos productos son manufacturados en China y desde allí salen los enormes portacontenedores que los transportan hasta Europa y América.

Con el transporte del crudo ocurre lo mismo. Los buques petroleros navegan constantemente entre los países del Golfo Pérsico y Europa para suministrar el oro negro que posteriormente será refinado y convertido en gasolina y gasóleo, además de otros múltiples productos.

También debemos tener en cuenta que ante un conflicto mundial, como lo fueron las dos guerras mundiales, es básico poder proteger el tráfico marítimo con unas marinas de guerra dotadas de medios suficientes  para garantizar que las mercancías puedan llegar a los puertos sin que los buques sean hundidos.

Siendo todo lo expuesto tan importante para la economía mundial y la buena marcha de las naciones, ¿no sería bueno aprovechar lo que ha ocurrido en el Canal de Suez para enseñar a los estudiantes de los colegios e institutos la importancia de la Marina Mercante? Encargar murales, escribir redacciones, leer libros sobre la materia, etc.

Estamos en la era de obtener todo a base de pulsar un botón, pero dicho botón acciona muchos engranajes para que la mercancía llegue a su destino. Quizá uno de los más importantes sea el transporte marítimo.