La asistencia es obligatoria hacia todas las personas que se hallen en peligro en la mar. Así lo mandan varios convenios internacionales sobre seguridad marítima.

Desde siempre, las personas en el mar han tenido un gran sentimiento de solidaridad hacia sus compañeros de otros barcos. Nunca se sabe cuándo uno va a necesitar la ayuda de otro y por ello no se duda a la hora de acudir en auxilio de un barco que esté en peligro.

No obstante, pueden existir situaciones en las cuales podamos estar exentos de efectuar un salvamento como podría ser el caso de un incendio o de una varada. Si nos aproximásemos a un buque que sufre un incendio, correríamos un gran riesgo de provocar otro incendio en nuestro barco. Si un barco ha varado, puede ser peligroso acercarse al lugar de la varada, a riesgo de tocar fondo con nuestro barco.

De todos modos se puede colaborar en un salvamento, incluso sin estar cerca del barco en peligro. Un ejemplo podría ser que recibiéramos una llamada de socorro de otro barco, del cual estemos alejados. Esa llamada de socorro espera una contestación o acuse de recibo de una Estación Costera o de un Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo. Si no se produce ese acuse de recibo, normalmente motivado por estar el barco fuera del alcance de dichas estaciones, nosotros podríamos hacer una “retransmisión” del mensaje de socorro para que llegase a las autoridades de salvamento y de este modo se podría enviar la asistencia necesaria.

Conviene estar muy atentos a lo que recibimos a través de la radio, bien sea de Vhf o de Onda Media. Debemos mantener la escucha en las frecuencias de socorro siempre que no estemos manteniendo una conversación en otra frecuencia diferente.

Puedo contar un caso real que nos ocurrió una vez a bordo de un yate de motor, mientras atravesábamos el Estrecho de Gibraltar. Resulta que un barco pequeño, de unos seis metros de eslora y con cinco tripulantes a bordo, había sufrido una avería en su motor fuera borda, habiendo quedado a la deriva.

Dicho barco efectuó una llamada de socorro a través de Vhf, siendo captada por Salvamento Marítimo que les contestó acusando recibo pero también indicando que se había producido la caída al mar de un aparato ultraligero y que estaban ocupados en su búsqueda.

Nosotros escuchamos la llamada de la embarcación y comprobamos en la carta náutica que estaban a unas tres millas de nuestra posición. Por lo tanto, nos pusimos en contacto con Salvamento Marítimo de Tarifa y les indicamos que podíamos remolcar al barco hasta la costa. Nos dieron su conformidad y pusimos rumbo al barco, procediendo a efectuar la maniobra de remolque.

Una vez en las proximidades de Conil, que era el puerto base de dicho barco, salió otro barco que tripulaba un amigo de ellos para meterles dentro del puerto. Nosotros avisamos a Salvamento Marítimo para indicar que el barco ya estaba en puerto y dieron por finalizada la operación de asistencia

Es un ejemplo de colaboración en un salvamento, pero también es cierto que ese día había buena mar y se podía hacer sin riesgo de que se hubieran producido daños en los dos barcos. Hay que tener en cuenta que los seguros pueden no cubrir esos daños y por eso conviene también tenerlo en cuenta, leyendo la letra pequeña de nuestra póliza contratada.