Todos conocemos la importancia del combustible para nuestra vida diaria en tierra. Necesitamos combustible para la calefacción, la cocina y el agua caliente de nuestra casa; para poder desplazarnos en nuestro coche, moto o incluso en el transporte urbano. Esto que en tierra tiene mucha importancia, aún más la tiene en el mar cuando estamos a bordo de nuestro barco preparados para una agradable travesía.

Los barcos de motor necesitan obligatoriamente disponer de combustible para moverse. Los de vela no, pero el motor auxiliar que llevan, sí lo necesitará. Pensamos únicamente en poder movernos, pero tampoco debemos olvidar que necesitamos cargar las baterías, sobre todo con el consumo al que las someteremos con tanto aparato electrónico. Deberíamos saber que uno de los mayores motivos de asistencia en el mar a las embarcaciones de recreo es por la falta de combustible…

 

Pero, ¿cómo podemos calcular el consumo de combustible? No basta con llevar lleno el depósito, que siempre es bueno, por supuesto. Lo que condicionará llevar la cantidad suficiente de combustible serán las horas de funcionamiento del motor. En los barcos no medimos el consumo por millas recorridas, como sí lo hacemos en los vehículos terrestres. Los cuadros del motor de los barcos suelen llevar un reloj para registrar las horas de funcionamiento que también nos servirá para saber cuándo tenemos que hacer los cambios de aceite y el mantenimiento del motor. Por tanto, el método empírico más habitual será salir a navegar con el depósito lleno y después de navegar unas cuantas horas, llenarlo de nuevo. Lo que hayamos rellenado dividido entre el número de horas que marque el reloj del cuadro de mandos, nos dará el consumo por hora. No es exacto porque unas veces estaremos al ralentí, otras a media máquina y otras tantas quizá a toda máquina, pero si lo hacemos unas cuantas veces y promediamos, seguro que hallaremos un consumo bastante ajustado al real.

 

No debemos fiarnos demasiado de los indicadores de combustible ya que a menudo se quedan atascados y pueden marcar más nivel del que realmente hay en el tanque. El mejor medidor de combustible es una varilla marcada, método que suele utilizarse en los yates grandes y buques profesionales, aunque para ello debemos tener espacio suficiente para introducirla. Otro sistema muy bueno son los indicadores transparentes tipo tubo, que van adosados al tanque por un lateral. Siempre marcarán el nivel exacto que tiene el tanque. Para ello los tanques deben estar en un sitio accesible y visible, cosa difícil en una embarcación pequeña.

 

Un problema que puede presentarse en el tanque de gasóleo es la formación de una especie de mucosidad viscosa que es producida por la presencia de bacterias en el combustible. Esto es un problema porque nos puede llegar a taponar los manguitos y hacer que se nos pare el motor. Se puede prevenir con unos aditivos para el combustible que existen en el mercado. Yo mismo navegué en un barco al que se le paraba el motor por ese motivo, y de vez en cuando teníamos que soltar el manguito del filtro y hacer un soplado hacia el tanque para que saliera esa mucosidad.

 

Otro problema en el tanque puede ser la suciedad acumulada. Hace años, navegando en un velero por la costa de Galicia, nos empezó el motor a hacer amagos de pararse. Subían y bajaban las vueltas del motor. Pensamos que había poco combustible pero al observar el filtro de combustible del motor, nos dimos cuenta que estaba muy sucio, como si tuviera barro. Y vaya que sí tenía porque hicimos escala en La Coruña y tuvimos que limpiar el depósito entero, incluso llamando a una empresa para que nos vaciara el tanque en un camión cisterna. Resulta que el barco había estado navegando una temporada por el Caribe y debido a que la calidad del combustible no era buena, había acumulado mucho lodo en el depósito.

 

Las fugas de combustible pueden ser otro motivo de disgusto en nuestro barco. Comprobar de vez en cuando que estén bien apretados los racores, las abrazaderas, los inyectores y los tornillos de purga de los filtros del combustible, es bueno. Sobre todo después de que el mecánico haya pasado la revisión. Al menos en dos barcos me ha pasado que se habían olvidado de apretarlos bien y el motor no arrancaba o se paraba. Otra cosa que a veces puede ser motivo de fuga, y no tan rara, son las tapas de registro de los tanques y los aforadores (aparato medidor del nivel de combustible). También nos ocurrió en un barco que el aforador perdía combustible porque se había roto, y hasta que nos dimos cuenta nos llevó un tiempo averiguarlo. Como medida de emergencia, un mecánico nos hizo un tapón de acero para poder taponar provisionalmente la fuga, aunque nos quedamos sin poder saber el nivel de combustible durante una buena temporada hasta que tuvimos el nuevo aforador listo.