El posicionamiento en el mar es fundamental para saber en todo momento dónde nos encontramos. Cualquier situación de emergencia en la que tengamos que solicitar ayuda, conllevará una llamada por la radio o por teléfono donde deberemos informar de nuestra posición.

Con el Gps nos olvidamos a menudo de los conceptos más básicos de la navegación costera y en más de una ocasión hemos escrito sobre esto. No se trata de hacer cálculos complicados sino de no olvidar que una posición exacta se puede obtener simplemente con un compás que marque correctamente, una carta náutica de la zona, una regla, un transportador de ángulos, un compás de puntas y un lápiz.

Vamos a ello. Primeramente debemos localizar dos puntos en la costa que formen un ángulo entre sí no inferior a 80º ni superior a 100º. Esto es porque si el ángulo es muy abierto o muy cerrado, la probabilidad de error es mayor. Si se aproxima al ángulo recto, el error disminuye notablemente.

Si utilizamos un compás de mano (llamado de marcaciones) la medición es más sencilla porque dirigimos el compás hacia cada punto costero. No obstante, ya que no navegamos en un barco de doscientos metros de eslora, también podemos parar la velocidad y aproar a los puntos de la costa. El rumbo coincidirá con la demora.

Debemos tener en cuenta también el valor de la declinación magnética que la podremos consultar en la carta. Es probable también que la carta sea un poco antigua y por ello debemos actualizar la declinación magnética al valor del año presente. Otro dato a tener en cuenta será el desvío de aguja pero esto es un poco más complejo de obtener y si nuestro barco es de fibra de vidrio y el compás no está próximo a cualquier aparato electrónico que pueda perturbarlo, podemos obviarlo. Todo esto es para pasar la demora de aguja que medimos con el compás a demora verdadera, que es la que trazaremos en la carta.

Una vez hayamos medido las dos demoras y obtenido las verdaderas, iremos a la carta y trazaremos las demoras “opuestas” que no es más que el ángulo opuesto al medido. Es lógico que si yo veo un faro con un ángulo determinado, ese faro a mí me “vea” al ángulo opuesto, que será el ángulo que trazaré en la carta. Para hallarlo no tengo más que sumar o restar 180º, siempre teniendo cuidado de que el resultado no rebase los 360º.

Con este simple ejercicio, y teniendo cuidado con seguir bien todos los pasos, tendremos una situación exacta que nos podrá sacar de un apuro si falla el posicionamiento del Gps.