Las titulaciones náuticas actuales constan de una componente teórica, de la cual hay que examinarse (salvo en el caso de la Licencia de navegación) y de una parte práctica, que es impartida y certificada por las diferentes escuelas homologadas que hay repartidas por toda la geografía española.

Los programas teóricos se han ido puliendo a lo largo de los años, lo que ha supuesto, por ejemplo, la supresión de algunos apartados que se habían quedado obsoletos debido a los cambios tecnológicos actuales. Diríamos que con la última modificación que hubo en octubre de 2014 se han reducido bastante. No obstante, aún existen partes de los programas que podrían ser suprimidos, o cuando menos, actualizados.

Se ha ganado bastante suprimiendo la parte teórica de Radiocomunicaciones del examen, ya que a cambio se ha incrementado la parte práctica que se realiza con los correspondientes simuladores. De todos modos hay alguna parte del curso que sobra para las titulaciones inferiores, ya que se aprenden a manejar  equipos de radio que nunca se van a utilizar a bordo. Por ejemplo, una persona que esté en posesión del título de Patrón de Embarcaciones de Recreo nunca utilizará un equipo de onda media o de Navtex en su barco, entre otras cosas porque no tiene obligación de instalarlo. Otra cuestión es la recomendación de que se conozca el funcionamiento de dichos aparatos ya que si se navega en un barco que disponga de ellos, aunque no se esté ejerciendo el mando, siempre se sabrá utilizarlos ante una emergencia.

Uno de los capítulos que más sarpullidos levanta entre algunos alumnos es la asignatura de navegación. Es indudable que muchas cosas son básicas y siempre hay que conocerlas pero hay otras que ya no se utilizan nunca o prácticamente nada en los barcos, como por ejemplo las marcaciones. Vaya por delante que soy un defensor a ultranza de la necesidad de tener los conocimientos primarios del manejo de las cartas y de todos los instrumentos relacionados con ellas, pero es cierto que hoy en día utilizamos por comodidad y seguridad el Gps y la carta electrónica y por ello sería mucho más conveniente incluir un tipo de práctica relacionada con el manejo de estos aparatos. Se podría utilizar el mismo software que para las prácticas de radio, pero con un apartado específico para ello. No obstante, vuelvo a reiterar mi convicción de que saber manejar la carta de papel y situarse por líneas de posición como por ejemplo las demoras, sigue siendo un método que nunca falla y que además nos permitirá saber que siempre vamos a conocer nuestra posición a pesar de que falle la electrónica. Lo mismo opino de la utilización del sextante en la navegación de altura: es necesario tener los conocimientos básicos para poder obtener nuestra situación por los astros.

En cuanto a la formación práctica, aquí se podrían escribir párrafos y más párrafos sobre la necesidad de aumentar las horas específicas para cada titulación. Esto es una cuestión indiscutible, ya que toda persona que navegue habitualmente sabe que cada día que sale a practicar su afición favorita, aprende algo nuevo. Además, y salvando las distancias, se podría decir que es como cuando uno obtiene el carnet de conducir: hasta que no sale a la carretera y mete horas en el coche, no adquiere la experiencia necesaria para manejarse con seguridad. En Inglaterra y Francia existen escuelas de navegación que programan sus cursos exclusivamente a bordo del barco y durante una semana o más navegando de continuo. Nosotros mismos hemos sido pioneros en implantar un sistema similar en el Cantábrico con los cursos de Per a bordo, aunque siempre condicionados al examen de la parte teórica que tienen que realizar los alumnos al finalizar el curso y que no siempre es inmediato ya que depende de las fechas en la que esté convocado dicho examen por las diferentes comunidades autónomas.

Lo ideal sería que en cada titulación hubiera que efectuar una semana de navegación exclusivamente práctica, aplicando los conocimientos adquiridos durante la formación teórica. Además, se podría copiar un sistema que tienen en otros países que es tener una cartilla oficial, homologada por algún organismo de la Marina Mercante, para que el patrón del barco pueda anotar en ella las navegaciones efectuadas por el alumno. Además este documento le serviría al alumno como carta de presentación a la hora de buscar un barco donde poder navegar y seguir adquiriendo conocimientos a base de la práctica. Tendría que haber un poco más de flexibilidad por parte de la administración.

Otra cosa que facilitaría el poder practicar la navegación, sería que existieran unas bolsas de tripulantes en las que los alumnos se apuntaran para que los patrones pudieran elegir al tripulante más idóneo. Muchas veces no se busca tanto la experiencia en la navegación como la disponibilidad y las ganas de aprender. En mayor o menor medida, todos hemos empezado realizando trabajos en los barcos que no requerían prácticamente conocimientos pero que a base de hacerlos y de ir aprendiendo otras tareas, nos han ido inculcando el bagaje y la experiencia necesarias para poder navegar y patronear embarcaciones con seguridad.

También hay personas que una vez que obtienen su titulación adquieren un barco y no se atreven a ejercer el mando como patrones ya que les faltan los conocimientos prácticos necesarios. Desde nuestra escuela ofrecemos unas clases denominadas «Particulares en tu barco» y que se imparten en la propia embarcación del interesado, lo que tiene la ventaja de que irá aprendiendo en su barco y no en el de una escuela, que muchas veces es totalmente diferente en aspectos como la forma de maniobrar y la distribución de los diferentes elementos de la maniobra de vela.

Finalizando, se deberían de poder tener más reuniones entre las escuelas y la administración para poder ajustar un poco más los temarios teóricos y prácticos. Con ello se ganaría mucho más en la correcta formación de los alumnos.