En la navegación, los prismáticos marinos no son un simple accesorio: son una herramienta fundamental que puede marcar la diferencia entre disfrutar de una navegación segura o enfrentarse a una situación comprometida.

A simple vista, el mar puede parecer un espacio abierto y despejado. Pero los navegantes sabemos que está lleno de sorpresas: boyas, embarcaciones que aparecen de improviso, objetos a flote… Detectar estos elementos con antelación permite anticiparse, tomar decisiones acertadas y evitar riesgos innecesarios.

Los prismáticos amplían el campo visual y permiten observar detalles que, a simple vista, pasarían inadvertidos. Son útiles tanto de día como de noche y en condiciones de baja visibilidad. También resultan imprescindibles en navegación costera, donde identificar peligros cerca de la costa es clave para la seguridad de la embarcación.

Uno de los pilares de la seguridad en la mar es la vigilancia constante. El Reglamento Internacional para Prevenir los Abordajes en la Mar (RIPA) establece que todo buque debe mantener una vigilancia visual y auditiva adecuada en todo momento. Los prismáticos forman parte de esa vigilancia permanente.

Además, en situaciones de emergencia —como la búsqueda de una persona caída al agua o la localización de una embarcación en apuros— los prismáticos nos permitirán detectar cuanto antes lo que buscamos.

Aunque hoy en día muchos barcos cuentan con sistemas electrónicos avanzados como el radar, plotter o AIS, los prismáticos siguen siendo insustituibles. No dependen de baterías, no se ven afectados por interferencias y ofrecen una visión directa del entorno. Permiten posicionarse mediante referencias visuales (muchos de ellos disponen de un compás incorporado), identificar faros, marcas de canal y señales marítimas en general.

A la hora de elegir unos prismáticos para uso náutico, hay ciertos aspectos técnicos que conviene tener en cuenta:

  • Aumento no demasiado elevado (7): Para poder mantener el campo visual dentro de las lentes a pesar del movimiento del barco.

  • Objetivo amplio (50 mm): Permite una buena entrada de luz, ideal para condiciones de baja visibilidad.

  • Impermeabilidad y resistencia: Deben soportar salpicaduras, lluvia y ambientes húmedos.

  • Relleno de nitrógeno: Evita el empañamiento interno por cambios de temperatura.

  • De material flotante: Una buena elección por si caen accidentalmente al agua.

  • Brújula integrada: Útil para poder tomar demoras a puntos lejanos de la costa o a las embarcaciones.

Llevar prismáticos a bordo no es solo una cuestión de equipamiento: es una muestra de respeto por la navegación y por la seguridad de quienes nos acompañan. Porque en la mar, ver bien, es anticiparse a los peligros.