Cuando comenzamos a navegar a vela, una de las primeras maniobras que aprendemos a realizar es la virada por avante. Es imprescindible para poder hacer las bordadas necesarias cuando vamos ciñendo y llegar hasta nuestro destino. Un barco de vela no es como uno de motor, que puede ir navegando en línea recta hasta su destino. En el barco de vela tendremos que ir variando nuestro rumbo a medida que el viento vaya rolando y llegará un momento en el que inevitablemente tendremos que virar.

La maniobra de virar por avante no debe suponer una gran dificultad en ningún barco. No obstante, existen factores que la pueden hacer algo complicada y laboriosa. Por ejemplo, no supone el mismo esfuerzo la virada en una embarcación de ocho metros de eslora que en una de quince metros. La superficie vélica a manejar es notablemente superior en la embarcación de mayor tamaño. También tiene influencia la intensidad del viento. Cuanto más viento haya, más nos costará completar la maniobra.

Aparte del tamaño de vela que tengamos que manejar durante la virada, hay otro factor importante, como por ejemplo los obstáculos que tiene que librar la vela para pasar de una banda a la otra. Los estays de trinqueta suelen ser lo que más entorpecen el paso de la vela. Pero también podemos tener una embarcación neumática estibada en el triángulo de proa, y seguramente la escota tenderá a engancharse en algún saliente de la misma. Las escotillas, sin son altas, suelen tender a que la escota también se enganche en ellas. El molinete, los tangones, manguerotes, y un largo etcétera que podríamos citar, son también otros obstáculos probables en la trayectoria de la vela.

También ocurre que cuando conseguimos que el foque pase de una banda a la otra, a menudo queda por fuera de los guardamancebos y de los candeleros, teniendo que ayudarle alguno de los tripulantes a acomodar el pujamen en su posición correcta por dentro de ellos. Esto siempre que estemos ciñendo, porque si el rumbo es con el viento más hacia popa, la vela no tendrá que entrar en ese espacio y quedará por fuera de la banda.

Una vez previstos todos estos “inconvenientes”, podremos preparar nuestra virada por avante. Es necesario comprobar que la escota que está trabajando en ese momento esté bien clara para que cuando viremos y la larguemos pueda ir corriendo por el escotero sin que se formen nudos ni cocas. Por otro lado, a la nueva escota le daremos las vueltas necesarias sobre el winche para que no nos sea costoso cazarla. No conviene darle menos de tres vueltas para así evitar que la escota pueda resbalar sobre el winche y escaparse o quemarnos las manos. También dejaremos la manivela colocada en su sitio para no perder tiempo durante la virada.

El patrón avisará mediante la siguiente orden: “preparados para virar”. En ese momento el tripulante encargado de largar la escota, quitará alguna vuelta del winche para que después pueda largarse rápidamente. El tripulante que maneje la nueva escota, la tendrá bien templada para no perder tiempo cazando el tramo que está flojo.

La siguiente voz que dará el patrón es “viramos” y en ese momento meterá el timón a barlovento para que el barco vaya virando poco a poco y se ponga proa al viento unos instantes. Ése es el momento de largar totalmente la escota “vieja” y cazar a mano lo más rápido posible la nueva. El barco irá cayendo hacia sotavento hasta estar al nuevo rumbo y se seguirá cazando la vela hasta el punto adecuado de trimado. Cuanto más rápido cacemos la escota a mano, menos fuerza tendremos que hacer posteriormente con la manivela del winche, por ello hay que subrayar la importancia de largar correctamente la escota vieja.