Uno de los aspectos que más hay que valorar en un barco moderno, es la cantidad de energía eléctrica que se necesita para que todos los aparatos que llevamos puedan funcionar con normalidad. Antiguamente en los barcos no era necesaria para nada, puesto que no existían las luces eléctricas y todo funcionaba a base de quemar aceites o parafinas. Hoy en día no se concibe un barco que no tenga una mínima instalación eléctrica. La parte más importante de esta instalación son las baterías de acumuladores, que nos permitirán almacenar la corriente eléctrica generada previamente.

Lo primero que hay que tener en cuenta es el consumo total de los aparatos que vamos a llevar encendidos a la vez. Por ejemplo la electrónica, que comprenderá como mínimo una radio Vhf, un Gps y una corredera. A todo esto hay que añadirle que si realizamos navegación nocturna, llevaremos encendidas las luces. Si sumamos la nevera, un equipo de música, cargadores de teléfonos o tablets, etc., el consumo se disparará. La suma de todos los consumos de los aparatos es la clave para saber si con las baterías que tenemos a bordo podremos entregar toda esa energía. Para ello es necesario saber los amperios (intensidad de la corriente) que consume cada aparato a la hora y multiplicar por el número de horas que vamos a tener encendido dicho aparato. También, conociendo la potencia en watios podemos dividirla entre el voltaje (normalmente 12 voltios de corriente continua) y calcular los amperios de consumo.

Las baterías estándar suelen ser de unos 60-70 amperios/hora y por lo tanto es relativamente sencillo hacerse una idea de si con las que disponemos a bordo será suficiente para aguantar todo el consumo eléctrico. Los barcos suelen venir un poco escasos de baterías desde los astilleros, y es normal tener que añadir una o dos, en base al consumo previsto. No bastará con tener una batería de arranque y otra de servicios. Eso podría servir para un barco pequeño y con un mínimo de equipamiento en electrónica. Por ello es necesario hacer un cálculo de consumo e instalar las baterías que nos cubran dicho consumo eléctrico.

Las baterías deberán ir conectadas en paralelo (positivo con positivo, y negativo con negativo), para sumar amperaje. Es buena práctica marcar con una etiqueta, en la propia batería, la fecha de instalación. Teniendo en cuenta que una batería tiene una vida útil de aproximadamente 5 años, de este modo sabremos cuándo debemos de sustituirla. También debemos cuidarla, es decir, vigilar que el voltaje no baje de 12 voltios y cargarla a menudo. Si navegamos en un barco de vela, la carga de la batería solamente se producirá cuando arranquemos el motor, gracias al alternador, o bien cuando estemos amarrados en un pantalán que disponga de torre para enchufar un cable de corriente. Para ello el barco debe disponer de un cargador de baterías bueno, que regule la tensión de carga y sea inteligente, es decir, que detecte cuándo se ha llegado a la carga óptima para estabilizarla y no producir sobrecargas.

Hay barcos que llevan un generador de corriente, lo cual permite cargar las baterías cuando se detecta una baja tensión o un consumo excesivo, y además tiene la ventaja de que mientras esté arrancado nos entregará corriente alterna de 220 voltios, y por ello podremos conectar aparatos domésticos que trabajen con esta tensión. También son una opción interesante los aerogeneradores y las placas solares, que permiten mantener una carga permanente en las baterías aunque esté apagado el motor.